Qué pena no ser de pueblo!!

Hace un par de semanas tuvimos la oportunidad de ir al pueblo de mi suegra. Disfrutamos de un día en Santa Cruz de Mudela y Las Virtudes (Ciudad Real)

El tufillo de las calles me recordaba al pueblo de un amigo de la infancia en Toledo, Menasalbas, los días que pasamos allí juntos. La verdad es que no están demasiado lejos uno de otro y aunque nunca te lo admitan los de ambos pueblos, se parecen entre sí.

La gente de pueblo se te queda mirando, a parte de por las pintas que llevas (cámara incluida, claro) por que tú no eres de ese pueblo, no eres el de La Paquita, ni el de La Juli. Eso es algo muy característico de todos los pueblos y ciudades pequeñas, se nota que no eres de ellas, no perteneces a ese círculo cerrado.

Paseamos un rato por las calles encaladas, compramos cosas típicas del pueblo e incluso pudimos entrar en una huerta en mitad de Santa Cruz de Mudela para poder recoger nuestros propios ajetes, cebolletas, etc. una verdadera pasada.

Otra de las cosas cachondas de los pueblos es la gente mayor, las horas y horas que se pueden pasar sentados en una silla mirando quién pasa y cotilleando. En la misma huerta había un grupo de amigos apartados del resto de la población y poniendo el mundo patas arriba, como a todos nos gusta, aunque no seamos de pueblo.

Paula disfrutó, no por el pueblo en sí, sino por la cantidad de perros, gatos, familia que no conocía y que hacían caso a sus diabluras, se exihibió como sólo ella sabe, por ver corderitos recién nacidos, un burro!!, las ovejas, la fuente del pueblo, etc.

Todos disfrutamos del día en el pueblo, los que son de allí porque se les llenaban los ojos de vernos disfrutar y la boca de recuerdos que tenían que contar. Los que no somos de allí viéndoles disfrutar y disfrutando nosotros mismos del aire limpio, de la huerta, de la gente, de las casas encaladas, de la plaza de toros cuadrada y en general del campo.

Lo dicho, es una pena no ser de pueblo por no conocer cómo se hacen infinitas cosas que nos vienen dadas, por no haber visto nacer un corderito, por no saber cómo se aliñan las aceitunas y sobre todo por no poder decir con nostalgia y orgullo que tu pueblo y las cosas de tu pueblo son las mejores del mundo.