El placer rutinario de viajar

El otro día viendo la película de Up in the Air, junto a alguna conversación con amigos se me ocurrió escribir esta entrada.

En muy pocas cosas me parezco a George Clooney en la peli, lo sé no lo digas, tampoco en la forma de viajar, yo voy y vengo en el día y él pasaba fuera de casa meses enteros. El vivía más tiempo en los hoteles que en casa, yo prefiero pegarme el madrugón y la paliza para dormir con mis niñas y mi mujer en casita, con mi almohada, mi sofá, mi mando de la tele y mi nevera.

En lo que sí nos asemejamos es en la manera de actuar en los aeropuertos, sabe más el diablo por viejo que por diablo, frase que aquí aplica perfectamente. Buscamos la máxima eficiencia en las tareas cotidianas del aeropuerto, hacemos lo imposible para sufrir lo menos posibles las penurias que nos hacen pasar en cada uno de ellos, buscamos trucos para evitar largas colas, apuntamos y conocemos datos que el resto de los viajeros no conocen.

Me hizo gracia sobre todo el momento en el que pasa el control de seguridad, sabe dónde y detrás de quién colocarse para no estar más tiempo del necesario tras el arco. Deja meticulosamente las cosas en la bandeja, todo de una manera muy automatizada para perder el menor tiempo posible.

Cuando llego a la zona de seguridad de un aeropuerto y me encuentro con un viaje del IMSERSO o con un grupo de teenagers antes de mi en la cola me echo a llorar, sé que me va a tocar esperar, con las bandejas en brazos un largo rato, pesan, hazme caso. Me hace mucha gracia cómo las señoras mayores pasan el arco de seguridad, sin quitarse ni un solo abalorio levantando los brazo como si las estuvieran encañonando los de seguridad. Siempre pitan, siempre, siempre, siempre. Como vayas detrás de un grupo de 10 – 12 tienes muchas posibilidades de perder el avión. Con los teenagers es más fácil, te cuelas y punto, le echas un poco de cara, pones semblante serio y no te prestan demasiada atención, si dicen algo les miras con cara de malas pulgas y se acabó el problema. Si no consigues adelantarles su exceso de hormonas, su curiosidad y ese afán de hacerse los chulitos en todo momento hará que te retrases y te cabrees mucho más que con el grupo anterior, que al fin y al cabo son más lentos por naturaleza. Lo que es imposible es colarse al grupo del IMSERSO, yo por lo menos no tengo bemoles.

En la terminal 4 de Madrid, por ejemplo, cuando me encuentro en una situación de este tipo y voy con el tiempo pegado sé que le puedes echar cara y entrar por la seguridad del puente aéreo, si no hay demasiado lío nunca dicen nada, si lo hay es más fácil convencer al guarda de seguridad de que pierdes el avión que a los ancianos o a los de los cara paella (yo la he tenido). Ni se te ocurra intentarlo de vaqueros, así ni con tarjeta platino. Este “atajo” más vale un café la próxima vez que me veas, te salva de un apuro en muchas ocasiones. He escrito a Iberia varias veces para intentar que uno de los beneficios de la tarjeta Iberia Plus sea poder tener un control de seguridad más exclusivo. Si hacen esto que se metan la sala VIP donde les plazca.

Sabemos todo tipo de trucos, atajos que nos hacen más cómodos los viajes, que hacen que consigamos disfrutar más de los mismos. Yo por ejemplo guardo teléfonos de taxistas de toda la geografía, nunca está de más conocerles, te pueden evitar un retraso importante, si te caen bien te amenizan el viaje y no te la juegas con cualquiera. Esto que puede parecer una tontería es de las cosas que más cuido, de las que más importantes me parecen. En el aeropuerto de San Sebastián, como te tomes un café pierdes los pocos taxis que hay y te tocará esperar más de media hora con suerte, hasta que vuelvan los que se han ido. No te cuento en el aeropuerto de Granada, lo mejor que puedes hacer nada más aterrizar allí es correr para pillar uno.

También es importante si el recorrido es largo, de Antequera a Ronda es casi una hora, como te toque un pesado date por jodido, le vas a aguantar una hora, como huela mal llegas mareado, como no haya no llegas a Ronda. Me ha pasado incluso que no saben ir y das más vueltas que tu con el Tom Tom y un coche de alquiler. También saber si puedes o no pagar con tarjeta. Así que reúne unos cuantos teléfonos de cada sitio y te ahorras muchos problemas. Ellos además te lo agradecen un montón e incluso muchos te hacen descuento. Lo último que he hecho es contratar a uno por Internet a TaxiOviedo, un tío genial, muy interesante, pero eso será parte de otra entrada.

Otras de mis pasiones cuando viajo son los restaurantes y cafeterías. me encanta conocer donde comer en un viaje, dónde degustar la mejor fabada en Asturias o el mejor pescado al horno en San Sebastián, el pescadito en Almería y luego documentarlo de alguna manera: redes sociales al poder. Me encanta saber en qué aeropuerto se puede comer si vas con prisa y donde ni lo puedes intentar. Por ejemplo, en el de Bilbao se come bien pero es carete, en el de San Sebastián se pincha genial, pero además tienen un menú delicioso y muy asequible, a la camarera te la tienes que ganar, pero una vez conseguida te tratará como tu abuela. No recuerdo haber comido tan mal como en el aeropuerto de Almería, pero a 2km tienes La Barraquilla en mitad de la playa. En muchos como en el Granada o en el de Santander no tienes más que un self-service donde yo recomiendo coger un sándwich o jugándotela un poco un bocadillo de tortilla de patata con una lata de cerveza.

Otro punto interesante y que intento siempre tener en cuenta es el sitio donde sentarse en el avión, cuanto más delante mejor, siempre hay más espacio para las piernas en las primeras filas, la cortinilla de Business la mueven en función de lo contratado y esto lo siguen respetando.

Por otro lado, si viajas temprano al norte siempre lado derecho del avión y ventanilla, verás unos amaneceres espectaculares. Hacia el sur a la izquierda. El aterrizaje en San Sebastián es de las cosas más bonitas que he visto en mi vida, lo mismo en el de Asturias si no ha amanecido o lo está haciendo, Avilés es precioso de noche, de día mejor metete en una sidrería. El mar de plásticos de Almería llaman mucho la atención desde el avión, en Granada siempre hay bancos de niebla y te la juegas a que te manden a Almería.

Todos estos placeres, automatismos, manías, trucos hacen que cuando viajas mucho te sientas más cómodo y puedas disfrutar un poco más de los viajes. Creo que a partir de ahora voy a reducir mucho los viajes cortos y el otro día en Almería me daba pena por perderme todos estos momentos, creo que enriquece muchísimo conocer gente diferente, acentos, maneras de trabajar o incluso de putearte, aunque si los conoces sabrás evitarlos o al menos neutralizarlos. Lo de la gastronomía es un punto que me va a costar “desacostumbrarme”

Si que os tengo que confesar que en muchas ocasiones me siento más un maniático del tipo Melvin (Jack Nicholson) en Mejor Imposible que un George Clooney en Up in the Air, pero solo lo haré en persona y si me invitas a ese café que me debes.Por supuesto que en la cafetería en frente de la puerta J52 en la T4, en otra no me vas a encontrar, ponen el mejor café de toda la terminal.

Read it Later!

Llevo un montón de años intentando encontrar la manera de guardar cosas que veo en Internet y que no me da tiempo a leer en el momento que las veo. He usado de todo: tengo una carpeta de “Para Leer” en favoritos del navegador a la que da miedo entrar (ya no lo hago), he usado bookmarks de Delicious, he apuntado en hojas de Excel, notas, documentos Word, todo lo que os podéis imaginar.

Nunca he conseguido que me fueran útiles, siempre me ha dado pereza volver a la carpeta, Delicious no es demasiado intuitivo y me ha dado problemas con alguna versión de navegador y lo de las notas, Excel y Words se pierde con una facilidad asombrosa.

Quizás lo que mejor me funcionara en su día eran las tareas de Outlook, tenía una categoría de lectura que me resultaba fácil de usar, lo malo es que cuando me quería poner no estaba delante del PC del curro, que es donde tengo el Outlook con las tareas. Ahora, además, cuando abro las tareas de Outlook me entra hurticaria, tengo tanto ahí por hacer que prefiero no entrar, las banderillas rojas se me clavan en el estómago proveocando un ardor horrible.

Descubrí usando el iPad Read it Later, una “aplicación” donde puedes ir guardando las páginas webs de tu interés con ese mismo fin, leerlas cuando tengas tiempo, hasta ahora uso la versión gratuita que lo que te ofrece son pequeños scripts que desde aplicaciones de iPad o incluso desde un browser pulsas un botón y se te queda guardada la web para leerla  más tarde en otra aplicación que te bajas en el iPad o en una web (multiplataforma)

Es una genialidad, es el típico servicio que resuelve una necesidad, entiendo que en la versión de pago podrás inlcuso categorizar de alguna manera las páginas que vas guardando para luego ir más al grano, a las categorías que te interesan en ese moemtno, si no es así ya les estoy dando ideas para mejorarlo.

Lo malo es que una vez resuelto la siguiente pregunta es ¿cuándo lo leo?

Tenemos acceso a tanta información, tantos blogs, webs, twitts, etc. que no damos abasto, hay tantas cosas por leer que cuando te pones con las cosas que has guardado muchas quedan incluso desactualizadas…

El otro día leía que hay dos maneras de verlo (no transcribo exactamente, leed la entrada de Bernardo si queréis más información): Unos creen que si el domingo lo dedicas a descansar, a ver la tele y los partidos de por la tarde para relajarte estás perdiendo el tiempo y derrochando tu vida. Otros dicen que hay que disfrutar de la vida, que pensar de esa manera es estar continuamente amargándose a uno mismo y que así es imposible ser feliz, siempre hay algo que no llegas a hacer, retos que no llegas a cumplir.

¿Tú a qué grupo perteneces? Yo cada vez tengo menos ardores el domingo.